Al comienzo de la partida, cada jugador debe
tener una casilla blanca (o de color claro) en la parte inferior derecha
del tablero. La posición inicial de las piezas es siempre la misma. La
segunda fila se encuentra ocupada por 8 peones. Las torres ocupan las
esquinas, y los dos caballos se sitúan a sus lados, seguidos por los
alfiles. Al lado de estos, la dama (o reina) ocupa siempre la casilla de
su propio color (la dama blanca en una casilla blanca; la negra, en una
casilla negra). Por último, el rey se sitúa al lado de la reina, en la
casilla restante.
El jugador con las piezas
blancas siempre es el primero en mover. Por lo tanto, antes de la
partida generalmente se echa a suertes qué jugador controlará las
blancas, por ejemplo, lanzando una moneda al aire o adivinando el color
del peón oculto en la mano de uno de los jugadores. Las blancas realizan
la primera jugada, seguida del primer movimiento de las negras, después
mueven blancas de nuevo, y así sucesiva y alternativamente hasta el
final de la partida.
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